¿Bologna nos quita el sueño?

Hoy he empezado las clases del segundo semestre y, hasta ahora no lo había sufrido en mi propia carne, pero en la asignatura de Genética humana el profesor ha venido revolucionado y palmeando a la Declaración de Bologna de tal forma que los alumnos nos hemos quedado estupefactos.

Para empezar, el libro recomendado lo ha escrito él y viene todo lo que va a dar en clase. Además incluye un CD en el que se muestran todas las imagenes y presentaciones que él pone en clase. Y no solo eso, sino que también en el CD vienen las explicaciones que él da en clase, con su voz, como si estubiera delante. Osea se, que es como si no fueras a sus clases, que no te hacen falta, vamos.

Y esto no lo es todo, amigos. Somos conejillos de indias de un nuevo sistema de realizar los exámenes consistente en que las preguntas de test te las muestran en la pantalla y tú, con una especie de mando a distancia llamado Clicker, con varios botones numerados y que funciona mediante radiofrecuencias, contestas la respuesta que te parece correcta en un tiempo determinado.

Objetivamente, no es facil de copiar, no gastamos papel y la corrección es inmediata. Pero señores, que pasa con el tacto del papel, con escribir con nuestro bic faborito, con poder volver a la pregunta anterior porque acabamos de recordar que aquella no era la respuesta. Que pasa con ir a clase y escuchar atónito al orador como nos cuenta historias fantásticas que derivan en el temario semanal de tal forma que, quieras que no, se te queda plasmado en la mente. Que pasa con las tizas y el borrador. Con las manos manchadas de blanco del profesor que camina de un lado al otro de la pizarra seguido por cientos de ojos atónitos.

Supongo que desde aqui, ahora y nunca, podré hacer algo por detener este nuevo sistema de estudios de las universidades europeas pero supongo que unos cuantos estareis de acuerdo conmigo cuando echemos de menos las clases convecionales, la palabreria, las preguntas en clase, los compañeros, el lapiz y el papel y esos exámenes en los que cada uno estaba a su rollo mirando su hoja antes de que en las nuevas generaciones la información vaya por no-se-que vía informática parecida a un USB futurista que tengamos en la base de nuestro craneo.

Hasta ese momento, un saludo, compañeros, nos veremos mañana en clase.